El cultivo de rosas

El Valle las Rosas se encuentra regado por el río Asif M’Goun, que nace en el macizo montañoso próximo del M’Goun, cuya cima es el monte Ighil M’Goun, con una altura de 4.071 metros. Los habitantes cultivan el monte en pequeñas parcelas de tierra, se trata de una agricultura de subsistencia principalmente basada en el cultivo de trigo, de alfalfa para el ganado y de árboles frutales. También encontramos plantaciones de abedules cuya madera se utiliza en la construcción.

Estas parcelas se encuentran en su totalidad delimitadas por hileras de rosales damascenos salvajes, de la especie botánica Rosa damascena, que ofrecen una excelente protección contra los rumiantes que podrían dañar los cultivos. Una multitud de canales de irrigación riegan estas parcelas de tierra.

Las rosas son un cultivo de apoyo que reviste una gran importancia para la población. Es una fuente de ingresos sustancial durante el periodo de floración de las rosas, que comienza alrededor del 10 de abril y finaliza hacia el 20 de mayo, en función de las condiciones climáticas.

Todas las mañanas, antes de los primeros rayos de sol, los recolectores y recolectoras se afanan en recoger los primeros capullos de las rosas y las rosas ya abiertas, que depositan en sacos de algodón o de yute. Es importante cortarlas por la mañana temprano o al final del día, porque el sol disminuye el rendimiento olfativo de las rosas. La colecta se lleva después a las kasbahs para proceder a una primera selección.

Tras la selección, los capullos de rosa se ponen a secar durante dos días en los tejados de las kasbahs de tierra, después el proceso de secado continúa en habitaciones bien ventiladas durante 1 mes más. El clima de altura muy seco permite un buen secado de la rosas, pues la humedad hace que se pudran irremediablemente.

Una vez secas, las rosas sirven para confeccionar popurrís ambientadores. Si se destilan frescas, se obtiene un auténtico hidrolato, también denominado «agua floral» o «agua de rosas», utilizada localmente para las abluciones o para aromatizar la repostería. También se extrae concentrado de rosa para la industria del perfume de calidad, así como aceite esencial. Esta esencia de rosa posee virtudes incomparables que curan tanto el cuerpo como el espíritu, es una reina de la belleza.

El espectáculo de los recolectores recogiendo las flores al alba, como abejas, bajo la frondosidad del vergel y con el dulce sonido del agua de los canales de riego, constituye un momento de auténtica felicidad.